Por qué servir puede hacer la diferencia para cambiar el mundo

“Para dar servicio verdadero, debes de añadir algo que no puede ser comprado o medido con dinero, y eso es sinceridad e integridad”.  ~Douglas Adams

 

Una vez leí que una persona llegó a ofrecer sus servicios para apoyar a la Madre Teresa y que sintió tanto dolor por las personas a quienes servían, que la Madre Teresa le pidió que se repusiera rápido o se fuera pues, de no hacerlo, se convertiría en otra persona a quien se tendría que apoyar.

Hay dos clases de servicio: una cuando recibes algo a cambio del servicio que prestas, por ejemplo dinero; es cuando existe una transacción de por medio, un intercambio, y la segunda es cuando el servicio se da a otros de forma gratuita, sin esperar algún tipo de recompensa ni gratificación económica; esta forma de servicio es una forma de amor, es una decisión consciente de dar y recibir amor. Me voy a enfocar en este segundo tipo y te voy a compartir por qué es tan importante aplicarlo en tu vida.

Hay dos tipos de personas en cuanto al servicio: las que sirven a alguien y las que son servidas. Hay ocasiones en que una persona se sirve a sí misma, y es una forma de servicio que vale la pena pues das y recibes amor de ti mismo. Y existe un secreto profundo acerca del servicio: cuando sirves a otros, te sirves a ti mismo. Sin embargo, esto lo vamos a ver más adelante.

Vamos a comenzar por quienes son servidas. Son personas o grupos de personas que tienen una necesidad o problema específico, que no puede ser resuelto por ellos mismos sea porque no tienen recursos o conocimientos para resolverlos, o de plano porque no saben que tienen ese problema o necesidad. Usualmente, estas personas están en una situación vulnerable y su situación te brinda la oportunidad de hacer algo que aportar: resolver esa necesidad, o eliminar el problema. ¡ Apoyar a ese nivel es un acto de amor incondicional !

Como se da a entender en la historia de la Madre Teresa, no puedes dar lo que no tienes. Así que, para que puedas amar, para que puedas servir, tiene que haber amor en ti, tienes que sentirlo. Si tienes ganas de aliviar un dolor que algunos padecen, te tienes que elevar por encima de tu propio dolor de ver esa situación, y de esa manera puedas servir y amar siendo capaz de resolver el problema.

Y ese elevarte, crecer más allá de tus limitaciones, es el amor en el que te conviertes, el amor que aportas en el servicio. Esa es tu recompensa.  Y el amor que reciben las personas a quienes serviste, los apoya a sentir gratitud porque los apoyaste a aliviar su dolor, y muy seguramente, con tu ejemplo ayudarás a esas personas a que se muevan a reconocer el amor que son, a dar amor incondicionalmente. Iniciaste un círculo virtuoso de amor.

Servir puede cambiar el mundo, pues todo momento es una oportunidad de amar: cuando sonríes, cuando eres acomedido con tu seres queridos, o cuando compartes tu tiempo para ayudar a personas desconocidas, todos son momentos perfectos para servir y amar. Cuando sirves, reconoces el amor que hay en ti, el amor que eres, y ese es el amor que das, pues sólo puedes dar lo que eres, lo que tienes.

Cuando estás en esta experiencia de dar amor, ese amor que sientes es felicidad, la verdadera felicidad, y esta experiencia te brinda paz. Así que, si quieres cambiar el mundo, aprovecha cada momento para servir, no importa lo que sea; esto te apoyará a reconocer el amor que hay en ti, el amor que eres.

Creo que, juntos, podemos lograr un futuro brillante para todos. No podemos quedarnos sentados cruzados de brazos viendo cómo el mundo se cae en pedazos. Es responsabilidad de todos cambiar la manera en que hacemos las cosas, si queremos crear un futuro brillante, y no hay mejor momento para empezar que AHORA.

 

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Chapaév Bracho Toralba

Director de Escuela de desarrollo interior y Embajador conferencista de Reconexión Esencial