Este término viene del latín «adjŭtum» y a su vez del verbo «adiutāre» que quiere decir ayudar, y ayudar es de ad que significa a, o ir hacia y iuvare que es respaldar o complacer.
En latín, ayuda se relaciona con la palabra iuvenis que es joven y con iocundus, que significa agradable, gracioso, y curiosamente de allí viene también la palabra iumentum, un jumento, un asno (que es un animal de ayuda). La palabra inglesa Junior también es el joven, entonces, una verdadera ayuda es jovial, alegre, agradable, tanto, para quién la ofrece como para el que la recibe, es desinteresada, es amorosa. Cuando una ayuda se hace por obligación, cuando es forzada, deja de ser agradable y se convierte en una carga, en dolor y en sufrimiento.